BUEN SAMARITANO

BUEN SAMARITANO

Tus manos hablan de cuidados,

de mimos y entrega.

Noches en vela

entre dolores y sueño,

se adivinan en tus ojos cansados.

Una mirada tuya

y me llenas de vida.

Tus palabras cálidas curan,

tus susurros en mis oídos,

me saben a música de mi niñez.

A veces miras hacia otro lado

para que no te vea llorar.

Y sin tú saberlo,

escondo una a una tus lágrimas

hechas de miel y agua de mar

en mi baúl de los tesoros.

Sanas mis heridas,

aquellas que provocan mi enfermedad.

Pero también limpias las cicatrices

del alma más hondas y eternas.

Tú haces que pinte mi sonrisa,

que mire de frente al mundo

con otros ojos,

que mi vida tenga sentido

y que sienta paz en mi alma.

Tu servicio no entiende de fiestas,

no distingue entre el día y la noche,

ni sabe de estaciones.

Llueva, nieve, truene, luzca el sol…

…siempre te encuentro a mi lado…

A ti, hombre o mujer…

que cuidas, limpias, sanas,

mimas, sonríes, te entregas….

A ti, hombre o mujer…

que eres mi buen samaritano,

mi agradecimiento más profundo

y mi vida entera.

Paloma Pérez Muniáin

Mayo de 2006